lunes, 16 de septiembre de 2013

Mi ventana



Mi ventana, así comienza esto.
Al despertar, es lo primero que veo, la luz que la atraviesa es incómoda, duelen los ojos al verla, duelen mucho y aún no puedo distinguir nada, pueden ser las 7:00 de la mañana o pueden ser las 12:00, dependiendo si es día de semana o fin de semana.
Duelen los ojos, pero aún así no puedo quitar la vista de ella, algo me atrae, se ve perfecta, feliz, armónica.Me habla y me dice que ya es hora de levantarme y enfrentar un nuevo día, sin ti.
No tengo opción, teniendo las persianas aún cerradas, esa maldita luz sigue entrando y eso no es todo, los pájaros que tienen nido en el árbol de afuera se ponen a gritar, somo si los torturaran, con esa estúpida letra que cantan cada mañana "ánimo, las cosas saldrán bien, hoy será un buen día y podrás estar con él", eso cantan, una estúpida letra pegajosa. Esa letra la adoro, es necesaria y mortalmente incierta.

Puedo distinguir algo entre esa maldita luz con ese estúpido canto de aves. Abro los ojos y, ahí no estás.
Busco debajo de la cama y... tampoco estás, y después recuerdo que no te quedaste a dormir anoche, y después recuerdo que tampoco te he visto ayer. Miro mi celular y ahí estás, desconectado, pero leo nuestra conversación de la noche anterior, y recuerdo todas las cosas que nos dijimos, cosas que nunca sabremos con certeza si fueron reales. Quién nos puede decir que no estamos locos y que el otro si existe?, ¿Quién nos puede afirmar que nos veremos algún otro día?, ¿Quién nos puede afirmar un futuro?, nadie, tu lo has dicho.

Esa estúpida ave sigue cantando "ánimo, las cosas saldrán bien, hoy será un buen día y podrás estar con él", ya no me gusta esa canción hasta que me doy cuenta que la estoy cantando en la ducha, en la cual, tu no estás.
Cuesta secarme el agua del cuerpo y quiero echarme crema, pero el agua no se absorbe, estoy obligada a esperar desnuda sentada en la cama a secarme, por que mi toalla es de mala calidad y ya está empapada, y claro, no tengo otra.

Recuerdo que por la ventana entraba esa estúpida luz que me puede secar, pero... ya no está esa luz.
Adivina, una estúpida nube tapó el sol. Eso me hace pensar que tengo que dejar mi falda de lado y ponerme un pantalón, ese pantalón que te gusta, pero que no verás mas, porque se me rompió y ésta será la ultima vez que lo usaré, y claro, tu no estás en casa.

Todo lo que mi ventana me ha demostrado es que afuera existe un mundo lleno de estupideces y una maldita luz que alumbra todo, que por supuesto no está cuando uno la necesita. Así como tu no estás cuando me desperté. Y no hay que ser erudito para darse cuenta que en tu cuarto también tienes una ventana y que al despertar, yo tampoco estaba allá.

Lamento no poder taparte la luz de tu ventana con mi figura al despertar, lo único que yo quiero es que vengas a matar a esa estúpida ave que no se calla nunca.
Cuando esa ave muera, morirá la primera de tres criaturas que son las únicas que creen que estaremos juntos.
Después de esa ave, moriremos nosotros, tarde o temprano nuestra existencia se acabará y libraremos al mundo de una carga alejados de lo que pudo haber sido una buena idea y un buen futuro.

Se me olvidó contarte el sueño que tuve anoche, fue todo lo que deseo, era igual que esa ventana, cuadrada y llena de una idea en la que estabas tu y yo con nuestra hija, que claro, aún no podemos crear.



Autora: Denise Cifuentes Morado

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